Versos curvos, por Laura Fjäder

Hace unos años mi amor me regaló un libro precioso, de portada y maquetación magníficas: «Poesía para niñas bien», de Txus García. Abrí aquello con curiosidad y descubrí un universo paranormal de carcomas tiernas, de jugosas camioneras y de bollerío dancing queen. Porque Txus es una cruditée exquisita, apoyada como un chulazo en la puerta de enfrente. Y también tiene los dedos suavecitos que recorren los afectos.

«Este torcido amor (la ternura de los ahogados)» es una absoluta delicia. Confieso que me ha dejado un agujerito, y creo que eso es algo bueno. Cuando los versos de alguien te torturan los adentros es porque han venido para quedarse. Y la verdad es que este libro, como el anterior, es una joyita picajosa para guardar en el cajón de la diversión junto a los jabones, las bragas princesa o lo que sea que gustéis. Antonio García Villarán ha ilustrado de manera bellísima los poemas. Dibujos curvos para versos curvos, como decía el gran poeta Lizano, al que Txus dedica el poema «Hermano».

Hay muchas maneras de dinamitar el stablishment. El feminismo debe contemplar las transversalidades y enfrentar todas las aristas. También desde las artes, desde la poesía del cuerpo es necesario un discurso firme, molesto. Que ponga patas arriba todo un sistema hecho a medida de señoros muy señoros y mucho señoros. Txus lo hace y, felizmente, consigue verseo bonito roto valiente, verso «carcoma voraz».

Vecinas, si entráis en la poesía de Txus Garcia saldréis llenas de palabra honesta, brillo y señorismo cuir. No digáis que no es un maravilloso plan.

Laura Fjäder

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